lunes, noviembre 05, 2007

BALANCE NACIONAL DE BIBLIOTECAS ESCOLARES, 2007

Del 18 al 21 de junio del 2007, el Centro de Información Pedagógico (CEDIP) de Cienfuegos se colmó de bibliotecarios escolares. Una vez más la reunión cumplía con los objetivos de debatir los principales problemas que presenta el profesional de la información de los más pequeños y jóvenes relevos de la nación. De todas las provincias existió una representación formada por el metodólogo provincial de las bibliotecas escolares y el director del Centro de Información Pedagógica. En días interminables de trabajo se debatieron numerosos temas.

El Balance Nacional del Sistema de Información para la Educación que se convoca anualmente, cuenta en estos momentos con un espacio para el intercambio científico del bibliotecario escolar. En este marco tuvo su tercer encuentro que enriqueció con creces la reunión.

Las palabras inaugurales estuvieron a cargo del director del sistema a nivel nacional Dr. Miguel Ángel Ferrer. Fueron los resultados del Congreso de 1971, donde se definieron los objetivos y funciones de la biblioteca escolar, el punto de partida para la reflexión de los problemas actuales que no se diferencian de los reconocidos en aquel momento. Frases como “inadecuada comprensión a nivel nacional de lo que es una biblioteca escolar”, “escasos recursos disponibles” “escasez de personal idóneo y “necesidad de una mayor comprensión de la biblioteca escolar por el Ministerio de Educación” no fueron definidas en el encuentro, sino en el Congreso de 1971, lo que evidencia todo lo que nos queda por hacer.

La diferencia estriba en la participación diversa y experiencias descritas en el nuevo espacio encontrado con el Evento Científico. En este sentido no queremos dejar pasar por alto los trabajos que describen las prácticas del bibliotecario escolar y que aquí exponemos las recuperadas a texto completo. Se trata de una modesta y grandiosa representación para todos aquellos que quieren saber, a pesar de los problemas económicos, de los bajos recursos y falta de personal, cómo en Cuba se hacen grandes cosas con tan poco.

Algunos de los trabajos expuestos fueron:

jueves, enero 25, 2007

lunes, enero 22, 2007

El desempeño del bibliotecario escolar

La condición del bibliotecario escolar como profesional de la información lo sitúa frente a dilemas y conflictos éticos que surgen de la ejecución del trabajo diario. En ocasiones se sienten subvalorados por la poca atención que se les brinda por parte de los Consejos de Dirección de las escuelas, que no alcanzan a comprender el objetivo de su trabajo. En la mayoría de los casos el bibliotecario escolar se enfrenta a problemas dentro de las transformaciones educacionales en que deben utilizar la investigación bibliotecológica para encontrar una solución a la problemática en que se desenvuelven.

Las bibliotecas escolares cubanas, con un escenario cambiante, que requiere de profesionales preparados en las diferentes ramas del saber humano, han tenido una evolución en su formación profesional, que en forma general se inicia en la década del 40, sin embargo la atención al bibliotecario escolar antes del 59 fue aislado y poco conocido.

Independientemente de la irrefutable importancia que se le atribuye a la educación en Cuba, el bibliotecario escolar y las bibliotecas escolares no han desarrollado un marco investigativo que responda a estas nuevas interrogantes que se nos presentan y que apoye toda su historia en el campo bibliotecológico, específicamente en nuestro país.

Esta presentación constituye un estudio que se llevó a cabo en los municipios de Ciudad de La Habana donde se definieron las dimensiones actuales del bibliotecario escolar cubano con los roles fundamentales a cumplir dentro de la llamada Tercera Revolución Educacional y las principales contradicciones que inciden en el desempeño del mismo.

jueves, enero 11, 2007

¿Carlos o Carlos Manuel Trelles y Govín?

Carlos Manuel Trelles y Govín nació en Matanzas el día 15 de febrero de 1866, en la casa de la calle Manzaneda # 19, esquina a la que fuera la calle Tello Lamar. Falleció en Matanzas el 1ro. de junio de 1950 a las 12:30 a.m., como se consigna en Tomo 47 código 85. Lo bautizaron, como tradicionalmente se realizaba, en la Iglesia Parroquial de San Carlos, en su propia ciudad natal, el día 29 de mayo de 1866, a los 3 meses de nacido.

A pesar de que la historia y la cultura nacional lo reconocen como Carlos Manuel Trelles y así firmaba sus trabajos, el nombre oficial de dicho erudito es Carlos solamente como consta en la Fe de bautismo y en la de su matrimonio.

Trelles fue bautizado por el cura párroco Don Ramón Maseda y consta en el Registro del libro 31 de bautismo de blancos, folio 157, inscripción # 808. En dicho documento se puede leer:

Martes veinte y nueve de mayo de mil ochocientos sesenta y seis: yo Pbro Ldo D. Ramón Maseda, Excmo. Linodal del Obispado, cura Pco. por el L. M. de esta Iglesia de término de L. Carlos de Matanzas, bauticé solemnemente a un niño que nació el quince de Febrero último hijo lejítimo de D. Manuel Trelles y Dª Rita Govín naturales y vecinos de ésta. Abuelos paternos D. Manuel y Dª Rosa de la Plaza; maternos D. José y Dª Luciana Domínguez. En eñ que ejerce las sacras ceremonias y proces y nombré Carlos: fueron padrinos D. Manuel Govìn y Dª Rosalía Tejedor dew Brinckerhoff, a quienes advertido necesario y lo firmé…”


El 28 de enero de 1896 Trelles contrae matrimonio en la Iglesia Parroquial de San Carlos en la ciudad de Matanzas con María Josefa Francisco Boussier y Díaz, hija de Pedro Alejandro Boussier, Director del periódico “Aurora del Yumurí”, tribuna desde la cual más de un escrito fue redactado por Trelles. La boda se efectuó momentos antes de partir para el exilio. Josefina permaneció en Matanzas y se reunió posteriormente con su esposo en Tampa, Estados Unidos. La fe de bautismo igualmente lo reconoce como Carlos y no Carlos Manuel.

En 1999 enviuda Trelles de Josefina Boissier. Tenía 43 años de edad y se sumergió profundamente en su obra magna “Bibliografía Cubana” en la cual llevó años trabajando para terminarla e imprimirla. Dieciséis años de investigaciones y lucha por su impresión que se acentuó de 1907 a 1917, fue un período penoso y febril de trabajo que dedicó a la impresión de 12 volúmenes de esta obra, su obra cumbre que lo convierte en uno de los principales bibliógrafos de la nación.

Sobre esta obra Antonio Miguel Alcovar expresa en Cuba y América el 6 de julio 1907: “Sin embargo, me siento compelido a escribir, respondiendo a impulsos espontáneos de mis aficiones y fuerzas es que me permite la osadía de saludar públicamente la aparición de semejante libro que constituye un verdadero acontecimiento notable en nuestra producción librera y fuerza es también que en mi saludo entusiasta envuelva la satisfacción sin límites que por este motivo debe experimentar la parte culta del pueblo cubano, tanto más honrado hoy por el distinguido bibliógrafo matancero…”

Pero un nombre, un seudónimo, un apodo, no influye ni resta lo que el hombre es capaz de hacer por la cultura, por la patria o sencillamente por la humanidad. Carlos o Carlos Manuel seguirá siendo nuestro Trelles irrefutable, nuestro erudito matancero, nuestro bibliógrafo insigne al cual la cultura cubana agradece sus connotados esfuerzos.